Una cosa está clara, la elegancia y el estilo, nada tienen que ver con las modas, las tendencias o las marcas… el estilo, es casi innato, viene de dentro. Por tanto, no depende del aspecto físico sino más bien de lo que emana tu interior, de la personalidad y del porte.

La personas hacen de todo para que se les vea… mientras que los hombres y mujeres más elegantes son aquellos que hacen precisamente lo contrario. La persona «estilosa» es la que sabe qué y cómo ponerse algo. Es la persona que tiene sentido común y la personalidad suficiente para saber elegir lo que le favorece y no caer en la tentación de llevar algo por llamar la atención o por el mero hecho de que esté de moda. Es la persona que se inspira en los demás pero que no copia.

Lo que transmitimos desde nuestro Ser verdadero es nuestra belleza interior: simple, auténtica y natural, no artificial e imperfecta y es energía que contagia, inspira, cautiva… nuestra luz interior y nuestras personalidad son esenciales, sin embargo, yo defiendo que el buen gusto, como el saber estar, pueden aprenderse, siempre hay reglas que es mejor seguir y que no deberíamos saltarnos, como no vestirnos nunca fuera de contexto.

Sin educación, cultura y buen gusto, no hay estilo. Y sin disciplina, humildad, creatividad e ilusión es imposible mejorar una imagen.